martes, 1 de noviembre de 2011

Te fuiste tan deprisa.

Me levanto con un cigarro medio encendido en la penumbra de la que fue nuestra habitación, me tropiezo con un cenicero lleno de colillas y dos botellas de cerveza a medio beber y me doy cuenta que de nuestra habitación esta llena de trampas y mentiras. De promesas a medio cumplir, y e miles de papeles a los que se le caen las letras por nuestra puta inconstancia.
La desgana la observo en la cama perfectamente hecha y ya no huele a sexo ni tampoco a ti. Me miro la espalda y no tengo ni un rasguño, ni una marca, ni tan si quiera un indicio de que algún día aquel gélido rincón fue nuestro, tú ya no estas, tampoco tus cosas. Y resulta que la mierda a la que nos acostumbramos acabo por destruirnos. Dejando únicamente tu jodido recuero en cada una de las esquinas de esta puta habitación.
Me mudo, que es invierno y hace frio, y ya ni las mantas me abrigan porque aun conservan tu fragancia. Y la habitación desordenada que nos dejaba sin aliento se ha convertido en un puto iglú.



No hay comentarios:

Publicar un comentario