Te invito a quedarte el tiempo que quieras. Trae una maleta grande, no me importa que esté llena de miedos e inseguridades. Descuida, cuando te hayas acomodado ellos se irán y la maleta quedará vacía. Podríamos llenarla con buenos momentos, ¿no crees?
He pensado que el miedo lo crea uno mismo, que tal vez sea una excusa barata para no hacerme daño, si es así házmelo saber, prefiero el sufrimiento a la mentira.
Volviendo al tema, te repito que no me importa lo que traigas en la maleta, acepto cualquier tipo de equipaje. Si no me equivoco, el tuyo es de esos que hay que mirar con lupa, ir despacio e ir sacando lo que no puedes llevar contigo siempre, hay cosas de las que uno debe deshacerse al cabo del tiempo. Supongo que al principio pondrás un poco de resistencia, todos tenemos esa coraza y más si nos han hecho daño alguna vez. Pero a fin de cuentas, es una estupidez, yo estoy empezando a quitármela y aunque el miedo sigue ahí y es incluso un poco más grande siento que puedo ser yo misma y eso es lo importante. Porque si hay algo que odio de una maleta es que la plastifiquen, ¿para qué? Supongo que es obvia la respuesta, para que no se rocen, ni se manche, ni se rompa y por supuesto para que no la abran, nadie quiere que vean lo que lleva su maleta y menos exponerse a que le roben algo, pues bien, sigo sin entender por qué alguna gente las plastifica.
Si me permites voy a darte un consejo relacionado con maletas: no te encierres, equivócate, deja que te abran, te conozcan y de vez en cuando que te roben el corazón, sufre, arriésgate, pero sobre todo hazlo por algo que merezca la pena y ante todo sé tú mismo, no te pongas máscaras, y si sufres pues sufres y si te enamoras, te enamoras, pero basta ya de ser cobardes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario