Eso es, un día que se escapa y a la vez se queda ahí como el polvo escondido en una esquina que nunca te acuerdas de limpiar, como ese abrigo que tienes desde hace años en el armario y te da pena tirarlo por pura nostalgia, por puto cariño. Y lo dejas a pesar de que esté viejo o roto. Sin embargo un día te da por poner tu casa patas arriba, limpiar el polvo de la esquina y tirar ese abrigo que tanto te gustaba, y por fin comprendes que ya no va contigo, ni si quiera te reconoces con él, simplemente forma parte del pasado.
Hace días me dio por entender que todos mis actos se contradecían con mis pensamientos y no te encontraba por ningún lado.
Está claro que tirar aquel abrigo ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, y si estás leyendo esto es probable que no lo entiendas, y te preguntes que coño hago hablando de un abrigo y por qué de repente me da por hacer limpieza. Nunca entendiste mis metáforas pero ya no estamos hablando de ti. Las maletas se han ido con tus miedos y yo no tengo espacio en el armario para acumular tanta mierda.
Está claro, que fuiste mi presente, pero hoy eres mi pasado. Y como te digo ya no estamos hablando de ti.
A todo esto, me encantó el paseo por Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario